De espalada sobre el suelo, en la inmensidad del cielo se clavó y perdió contrariada su mirada. Sin entender nada de todo lo que su mente se reprochaba lanzó un suspiro y con el corrieron lágrimas de infortunio, el sol no estaba.
Tanto lloró que de sus ojos nacieron, junto a la lluvia, naturalezas únicas y extrañamente presentes. Por un instante mil fantasías recrearon su imaginación, pero sólo por un instante.
Bellos sembradíos se distendieron por todo el lugar. La creación de años fue contemplada en minutos, y cada bella flor lo observaba atendiendo a sus reclamos, pretendiendo sonreírle mostrándole sus mejores colores, haciéndole sentir sus más suaves hojas, pero el cielo gris reflejado en sus ánimos lo hicieron renegar de bella loca hermosura.
Un guerrero derrotado, apuñalado por sus propias expectativas cayó de rodillas rendido sin fuerza alguna
…Te ocultas maldito ser y consigues con ello nublar mis pasos por el camino que en mis más hermosos momentos juraste iluminar.
Hazte luz maldito ser!!... hazte luz!!
Tanto ahínco y tanta fuerza puso en sus palabras que su rostro desformado por tanta pena palideció y con ello cesó de gritar…Las nubes crecieron aun más y a su manera, con gotas habladas, insistieron en confirmarle nuevamente que el sol no estaba.