sábado, 14 de julio de 2007

TRILOGIA TRIMEMBRE "C"




Trilogía Trimembre “C”

Trilogía // Conjunto de tres tragedias de un mismo autor presentadas a concurso en los juegos solemnes de la antigua Grecia.// Conjunto de tres obras dramáticas o novelísticas que tienen entre sí cierto enlace.

Trimembre // De tres miembros.

“C” // Tercera letra del alfabeto español y de las lenguas romances.

Trilogía Trimembre C.

No son tragedias ni comedias y el autor esta vez no está reconocido, presentadas fuera de concursos y juegos solemnes y pomposos, sólo guardadas cada noche bajo la funda nueva de mi almohada.
Conjunto de tres obras. Con un toque de drama en la abstracción y visualización de sus huellas. Partes de mi novela que tienen entre sí cierto enlace, representadas las tres por la letra “C”, tercera letra del alfabeto español y de mi lengua que las pronuncia.

Ni las obras de mi reconocido Paul Cézanne habían provocado en mi tanta emotiva hermosa obsesión. Tal vez la melancolía de sus primeros trabajos y la melancolía que siento yo por la trilogía en algo se parezcan.
Ni la madurez compositiva que demostró Van Gogh en “La habitación de Vincent en Arlés”, ni los colores brillantes, ni sus pinceladas enérgicas se comparan con la emotividad con la que fueron retratadas las obras “C”, producto de la madurez provocada y los colores a veces oscuros que ellas mismas en mi retina dejaron impregnadas.


Primera “C”

Fines de 2004. La exposición o muestra de este año parecía ser una más y muy similar a la de años anteriores. Caminé siguiendo al grupo que se detenía no más de cinco segundos a contemplar la gran variedad de artículos. Era como estar en una exposición organizada por el Instituto Americano de Nueva York, pero esta vez adaptada a las características propias del lugar, de la gente y de sus capacidades en constante desarrollo.
Tras media hora de apreciar vagamente colores, estilos y técnicas me detuve frente a la obra más llamativa para mi gusto de ese lugar. Estuve 10 minutos apreciándola, salí del lugar como un enamorado a primera vista y desde ese preciso día quise obtener más información sobre ella para poder adquirirla. Lo conseguí. Era original y única. Sus hermoso colores me llenaban de felicidad cada vez que la observaba, era fascinante, cada detalle parecía ser nuevo para mi, la puse cerca de la ventana de mi habitación porque ahí cada mañana junto al sol me regalaban un hermoso despertar. Llegó el invierno, el frío y las tormentas, hasta que un día fue tan impetuosa la lluvia y el viento que con su poder lograron abrir las ventanas de mi habitación. La corriente de viento hacía que la lluvia cayera en todas direcciones y no hubo tiempo para evitar contemplar aquella alucinante y majestuosa obra totalmente empapada. Las gotas de agua caían como hileras de tinta creando una cortina opaca sobre la tela. Los colores se mezclaron y tornaron confusos, muy confusos y ya no me expresaban lo mismo que antes. Vi todo oscuro y no sabiendo qué hacer para poder arreglar mi tan preciada adquisición, rompí en llanto.


Segunda “C”

Fines de 2006. Esta vez me encontraba de viaje acompañado por un viejo amigo visitando distintos parajes, hasta que nos detuvimos en la ciudad que tuvimos como último destino antes de mi regreso a casa. Ahí nos esperaba un guía que nos acompañó durante el día y tras conocer algunos lugares pasamos por una feria establecida en el lugar ya hace unos 20 años. Allí se producían encuentros periódicos o esporádicos entre compradores y vendedores para mostrar las más diversas mercancías, entre ellas obras de arte, y fue ahí donde encontré la segunda “C”. Era un trabajo hermoso y cargado de sensibilidad, aparentemente la técnica utilizada fue el puntillismo que a mi gusto podía hacerme volar sobre una realidad inexistente o poco terminada y claramente alejada del naturalismo. Era hora de regresar a casa, y el sentimiento de angustia se apoderó de mi ser una vez habiendo sabido que su precio fue demasiado elevado para mi y que más allá de eso ya había un comprador. Volví a mirarla y sentí que su expresión me llegaba al corazón. Pasaron los días y me enteré que nuevamente estaba en venta y esta vez utilicé todos mis recursos para poder tenerla a mi lado, era mi gran oportunidad, la segunda verdadera oportunidad. Fueron un par de meses de conversaciones con el vendedor y en ese lapso volví a examinar un par de veces la obra y fue así como surgió en mi un replanteamiento de lo que ella me inspiraba: Sin duda era sorprendente, expresaba mucho idealismo pero a la vez tenía contrastes muy notorios en algunas partes que hacían que mi cabeza se confundiera y finalmente dudara hasta el punto de amargamente decidir cancelar la esperada transacción.


Tercera “C”

Inicios de 2007. Eran tiempos de cambio. Me fui al tercer piso de un edificio y ahí pasé algunas tardes consultando parte de exposiciones mundiales. Me causó curiosidad el Museo de Arte de Ponce que presenta anualmente tres exposiciones de pintura. Organiza, además, talleres para niños, clases de arte para adultos y numerosas conferencias. Fue un día de Enero entonces, cuando conversando con un amigo proveedor de Puerto rico, hizo llegar a mí sin explicación ni razón alguna un contacto perteneciente a mi país. Como si hubiese adivinado que las obras complejas y bien terminadas atraían rápidamente mi atención.
Me presentaron la obra, nueva y coincidentemente una obra “C”, pero esta vez no la vi en persona. Durante un par de meses me la fueron describiendo y mostrando en imágenes y cada día aportando un nuevo detalle con los cuales se iba componiendo en mi mente el trabajo más encantador que pudiera haber imaginado, me sentía muy representado con sus colores y matices, con su intencionalidad emotiva y las energías que transmitía, y aun no pudiendo tenerla cerca para poder contemplarla verdaderamente me sentía de todas formas maravillado, porque sin duda era una pieza única la cual indudablemente mucha gente debía admirar.
Pasaron seis meses, y la necesidad por expresar mi encantamiento se manifestó en un comunicado que hice llegar por correo al lugar en que se encontraba aquel compatriota que se había encargado de darme a conocer un ejemplar tan completo y de mi entero gusto como nunca antes había encontrado. La respuesta fue clara e inmediata. “NO HAY POSIBILIDAD ALGUNA DE VENTA”. Quise rebatir. Quise volver a pronunciarme, pero al leer sus palabras tan sentenciosas me sentí ahogado e incapaz de esbozar frase alguna, sintiéndome perdido y nuevamente equivocado.

Primera Obra “C”, Conseguida.
Segunda Obra “C”, Cancelada.
Tercer Obra “C”, Coartada.

Una obra de arte, específicamente una pintura, constituye para mi un cúmulo de experiencias cargadas de emotividad las cuales van representadas y retratadas en el dibujo y elementos utilizados. En consecuencia, estos trabajos pueden ser motivo de alegría, desprecio o admiración.

Cada obra “C” es entonces un amor, y en la actualidad, tan sólo la representación y significación de los sentimientos que ellas en algún momento internaron en un pequeño corazón. Por tanto, hoy en día son simbólicamente retratados sobre una maltratada tela llama recuerdo.

C: Inicial coincidente de cada miembro y por consiguiente de cada obra.

FOTO:
"EL JUICIO DE PARIS"
(PAUL CEZANNE)

martes, 8 de mayo de 2007



Anoche leyó un libro y consumió sus páginas de la misma manera que se consume un cigarrillo; sin percepción del tiempo el estructurado papelillo que envuelve las hojas de tabaco acaba su corta vida tras un fuego amenazador que persigue y acosa su cuerpo rápida y constantemente hasta terminar con el, y en el aire, como en las personas y su entorno queda el humo que todos se impregnan, un mismo humo para todos, y en un cenicero quedan las escorias que simplemente van a dar al basurero.
Pero el libro sigue presente ahí, mas lo que se consume tras cada hoja, tras cada mirada, es la historia que a través de sus ojos proyecta su mente, y es eso lo que se llevan todos, sin embargo, el libro sigue existiendo, sigue estando ahí, perdura y batalla con los años para aquel que quiera conocerlo.
Tomaba apuntes en un cuadernillo de hojas cuadriculadas en un tono exageradamente ennegrecido, haciendo que cada letra, palabra u oración quedaran sin culpa encarceladas en aquella jaula de interminables barrotes negros. Todas juntas permanecieron quietas tomadas de la mano resignándose al mandato absurdo de aquella bombilla de tinta que las escribió.
Una vez acabada y leída la última página de aquel libro, puso punto final a las extracciones y a más de alguna reflexión que aquellas escenas le provocaron anotar. Quitó tres hojas atestadas de reas y las puso dentro de una carpeta delgada de cartón gris procurando cuidarlas y protegerlas de sus propias manos, manos que no fueron adiestradas ni aleccionadas a la hora de proceder al cuidado de algo más delicado y frágil que ellas mismas, evitando entonces hacer aquel daño que nunca en sus articulaciones estuvo pensado hacer pero que finalmente sin quererlo podrían llegar a causar.

Caminaba por la vereda que en su dirección era la derecha, lado contrario a lo que todas sus ejecuciones estaban acostumbradas a tomar, por tanto, iba en un sector distinto a lo que por lo general sus ideas lo hacían andar. Perseguía en aquel camino encontrar el punto y el lugar al que sus pasos equivocadamente lo obligaban a seguir. Ya casi salía de la ciudad por interminables calles calentadas por un sol particularmente un tanto más intratable que días anteriores.
Al levantar la vista y enderezar su cuerpo, algo atrajo su esquiva atención y mientras seguía caminando lo observaba con mucha detención:
En un poste del tendido eléctrico, a una altura de aproximadamente dos metros, se extendía un cordel o hilo casi invisible que, a ratos, con la luz del sol, se podía percibir de mejor forma. Este lazo terminaba unido al enrejado de una casa, siempre a la misma altura que a la del fuste, cruzándose de manera perpendicular a la avenida. En ambas uniones el hilo continuaba hasta dar con el suelo quedando libre y suelto. Pero el centro de atención, lo más llamativo de esta extrañeza era una pequeña cajita abierta de color azulino por fuera y blanca por dentro, que se encontraba en medio del cordel invisible, dando la impresión de que volaba sobre su cabeza. Aquella cajita mostraba en su interior algo así como una gran joya que con su resplandor atraía la mirada de cualquiera que pasara por ese lugar, pero esta vez el turno fue únicamente de él.
Pasó de largo, pero unos pasos más alejado se detuvo inquieto por la curiosidad que le causó aquello tan absurdo e inexplicable que sus ojos habían visto. Permaneció unos segundos pensando e imaginando de qué trataba esa especie de trampa por la cual había pasado, y sin más vuelta que darle caminó de regreso con la intención de averiguarlo.
Examinó por un instante, soltó la carpeta de sus manos, la lanzó al suelo desprovisto de pavimento y rápidamente tomó ambas puntas que encontró del acertijo que se posaba sobre el. Pretendió entonces que sería algo fácil de adivinar y tiró de ellas mientras una mirada oculta lo sorprendía silenciosamente justo en aquel momento.
No consiguió lo esperado. Los nudos no cedieron y lo único que obtuvo fue destruir la instalación que maravillaba en el aire. Se dejó llevar por el brillo, por la intriga y por tratar de encontrar razones innecesarias que sólo provocaron caos en el.
No supo seguir adelante en su camino tras su objetivo principal que lo condujo por aquella dirección. Se deslumbró por algo aparentemente tan valioso pero a la vez sin sentido, tropezó con sus errores, errores que definitivamente marcaron sus pasos tras conseguir únicamente ver enredado el lazo en aquellas dos manos que por curiosas olvidaron lo encomendado. Se vio desesperado, arrepentido de su inspección y temeroso luego de que aquella mirada cautelosa que lo acosaba a lo lejos lanzara gritos de rabia y cólera sobre el.
Cortó rápidamente los lazos de sus manos como si cortara el viento, tomó la carpeta que ahora estaba maltrecha y llena de tierra por las pisadas que sin darse cuenta le había propinado. Caminó muy rápido continuando su camino, alguien lo seguía por haber provocado algo que ni el alcanzó a entender, pero estaba asustado, a tal punto de desviar su trayectoria sin pensar lo que hacía.

Llegó a parar en una casa desconocida, la puerta estaba abierta y un poco más allá dos personas conversaban; una mujer hermosa y suave en gestos además de un dulce tono de voz, y un hombre arruinado, humilde que permanecía inmóvil sobre una silla de ruedas mal conservada.
Se metió a la casa como un ladrón, sometiéndose a la mirada enjuiciadora de aquellos dos personajes:

- Buenas tardes – dijo, como queriendo justificar su vandálica entrada- Busco a… a Juan Fernández- Titubeó.

Nada más falso se le ocurrió que simular buscar a una persona inexistente dando el nombre de la que hoy en día es un lugar.
La mujer con delicada prudencia lo acompañó hasta la puerta al percatarse de que aquel hombre de enfurecidos pasos se acercaba hasta su hogar y en voz alta, de manera que la escuchara, respondió:

- El hombre que buscas vive tres casas más allá- indicando con el índice la dirección- que tengas buena suerte y espero puedas encontrarlo- concluyó cerrando la puerta.

Sorprendido ante su naturalidad en responder de aquella forma una pregunta tan falsa como su respuesta, se sintió acompañado y protegido por aquella desconocida mujer que intentó cubrir su integridad dando a entender que sus ojos temerosos e inocentes le habían contado con detalles el episodio anterior, no obstante, no fue suficiente para dejarlo tranquilo. Se apresuró en dejar la casa tras una discusión a gritos que se desató entre el enajenado hombre de la joya voladora y la noble mujer que en dos minutos fue cómplice voluntaria de la situación.
Corrió lo más que pudo, las últimas casas quedaron atrás pequeñas e insignificantes como una enorme maqueta casi real. Sabía que estaba en peligro y ya nada más importaba que encontrar un manera rápida de poder escapar. Daba lo mismo perder la continuidad de su ruta porque hubiese sido continuar sin sentido algo que desde el inicio nunca lo tuvo. Ahora el objetivo era otro, “Escapar”.
Corrió entonces por la carretera desesperado al ver y escuchar que por su derecha, su lado inusual, se oían saltos endiablados de un animal que en pocos segundos, a unos diez metros de su lado, se le igualaba.
Sobre un caballo negro y muy robusto montaba poseído aquel castigador de inexplicable persecución. Con arma en mano lo atormentaba cada vez más cerca.
Era el momento más crítico de su vida, un día contrariado por sus propias ideas y decisiones que lo condujeron a huir de sus actos, en definitiva, a huir de si mismo.
El cansancio adormecía su cuerpo, la angustia bloqueaba su mente y el miedo paralizaba sus sentidos.
Cruzó la calle hacia la izquierda y una vez estando del otro lado se lanzó sobre una barrera de arbustos que hacía de cerca en aquel lugar.
Cayó de cara al suelo, con los papeles en una mano y la otra sobre el rostro. Se levantó, corrió y corrió y volvió a caer una y otra vez.
Sus piernas estaban heridas, sus brazos rasgados y su alma temía, pero era ella la única que lo impulsaba y lo quería rescatar.
De un momento a otro sus oídos se ensordecieron tras un estallido, que no era tal sino la propia sentencia gatillada y expulsada por el arma enemiga.
Uno…, dos…, tres…, cuatro balas y la suerte parecía estar de su lado, ninguna había tocado su cuerpo hasta un inesperado quinto y definitorio intento.
Sintió en su cuello la perforación y como un tronco cayó de espaldas sobre el pasto verde del campo abierto en el que se había internado. En ningún momento hubo dolor físico, porque el dolor más fuerte lo sentía su alma por no comprender.
La sangre tibia que corrió por su piel lo hizo sentir muerto y todo se llenó y transformó en oscuridad y en silencio. Sus ojos se cerraron suaves y en su respiración se sintió un alivio enorme.
Nunca antes había sentido aquella hermosa sensación, aquella inigualable paz.




Aquel libro es mi vida.
Aquella carpeta gris mi mente.
Aquellas hojas maltratadas mis pensamientos, y
Aquellas palabras presas mis sentimientos.

Aquella larga e interminable calle son los años.
Aquella joya los tropiezos y errores de toda una vida.

Aquel hombre persecutorio soy yo como mi único enjuiciador, y
Aquella bala, paradójicamente, es un nuevo intento y oportunidad de rehacer y encontrar paz.

Sueño de una noche.

lunes, 30 de abril de 2007

Hello



Playground school bell rings again
Rain clouds come to play again
Has no one told you she´s not breathing?
Hello, I´m your mind giving you someone to talk to
Hello

If I smile and don´t believe
Soon I know I´ll wake from this dream
Don´t try to fix me, I´m not broken
Hello, I´m the lie living for you so you can hide
Don´t cry

Suddenly I know I´m not sleeping
Hello, I´m still here
All that´s left of yesterday

martes, 24 de abril de 2007

INTROSPECCIÓN II



Un tic-tac tras otro. Sin minuteros ni segunderos en nuestra habitación, sumido en el silencio que presiona y ataca con sus ágiles y tormentosos momentos vacíos, que rebotan de un lado a otro sobre cuatro paredes y que el suelo que nos mantiene absorbe toda vez que logras ponerte en pie. Es tan sólo el tiempo que se hace presente incesante en tu mente tras cada lapso encantado, que se pierde cada vez que un largo cuestionamiento se apodera de quién eres y hacia dónde te diriges.
Y es ahí donde pierdes la continuidad de una madeja mal conservada o enredada, según muchos, por el destino que fue preparado para ti.

Hoy no es una pérdida, ni dos, ni tres, tampoco un cambio, una traición o decepción de todas las que no esperaste y que pudiste tener. Hoy es el decantamiento seguro de todo aquello que para ti, un día, fue una real mezcla de componentes perturbadores y enemigos que enlodaron tu espacio físico y mental. Hoy, tu piel ejerce el tamizado de esa gran argamasa que fue cubriéndote sin que te dieras cuenta.
Como cuando un animal en fase de desarrollo tras la salida de su huevo, comprendido en una larva, busca el estado de adultez desde el momento en que se va configurando la oruga. Comienza a cruzar etapas mientras conoce la vida y en su recorrido aprende a prepararse para su pronta y esperada metamorfosis. Es ahí donde en su capullo reúne todo lo que en su camino obtuvo, todo lo necesario para luego ser procesado y utilizado a su favor, en una fase de reposo nutricional, y luego con gran éxito conseguir volar.
Aun no has podido determinar si estas dentro de un capullo particularmente más engrosado por basuras que el ambiente adhiere a ti a medida que pasan los días, o si eres realmente los restos de piel o crisálida que penden de una hoja o rama perdida en la existencia, inservible, vulnerable y vacía. Tal vez una estancada e inconclusa transformación.

¿Pero qué más necesitas para cumplir con el proceso?
No lo tienes todo, pero tampoco careces de mucho, sin embargo, todo aquello que posees no te ha sido suficiente para completar el ciclo.
Sin duda aun no es el final de nuestro ciclo y ciertamente cada día, cada amanecer es posible comenzar uno nuevo, pero tu y yo sabemos que en cada despertar de un desconocido día deseas volver a cerrar los ojos una vez más y en lo que nos permite la mente encontrar por vagos pasajes llamados sueños, te esfuerzas por recuperar afanosamente aunque sea en fantasías aquello que te permite volar, aquellos bonitos recuerdos de los que un día orgullosamente cogiste sus bonituras y te esperanzaste por comenzar y seguir construyendo, con tus pasos, un gigante puente que con los años gracias a tu esfuerzo sin dificultades podrías cruzar.

¿Te preguntas dónde está la magia?, ¿dónde está el verdadero sentido de las cosas?, ¿qué mal hay en nuestros ojos que no permiten deslumbrarte con cada detalle especial de situaciones y momentos?
Eres una máquina con inclusión de vanos sentimientos que se limitan en reiteraciones y en producción de algunas cuantas lecciones mal aprendidas. Pero es la emotividad innata quien te lleva una y otra vez por situaciones que al final todas convergen en un mismo punto: la desilusión o el fracaso.
Y que complejo es que llegues a anteponer en toda situación nuestras ilusiones, tus ganas, tus ansias, tus deseos y nuestras expectativas por evitar que una vez más aquello que puede en un momento elevarte hasta el cielo, se derrumbe con una simple palabra pretendiendo arrastrarte burlescamente en el suelo.
Es poco generoso que estemos condicionados a prever y a estar predispuestos por el maldito temor al dolor en cualquiera de sus grados y manifestaciones.

Pero aceptas el dolor porque es parte de la vida y como está escrito son cicatrices que cargas como si fueran medallas, no obstante, me gritas cada noche que si para ser un campeón es requisito vivir en tu estado, prefieres perder feliz a ganar sin sentido llorando. Tienes claro que otros han sufrido los peores de los castigos, han llorado más que tu o tal vez llevan en su piel cicatrices gigantes que perpetúan aquellos detestables momentos. No te es suficiente consuelo, porque siempre has señalado que cada ser no alcanza a conocer verdaderamente el dolor hasta el momento en que lo vive en carne propia, por tanto, para ti, lo que sufres lo sufres totalmente y no te lo tragas o reprimes pensando en el hipotético dolor de los demás.

Hoy no sabes, hoy no entiendes, hoy no encuentras, hoy no planeas y tampoco sueñas. Hoy prácticamente estas impulsado por el viento disfrutando de una libertad que te encarcela y te obliga a seguir con el sistema, porque clara y simplemente estamos inmersos continuando en razón al sistema.

sábado, 10 de marzo de 2007

MIS OJOS TRAS TU MIRADA



En nueve gestos conseguí fotografiar el sentir de una persona muy especial en mi vida de las pocas que hay. Estas palabras no las compuse yo si no más bien es la transmisión que se produjo una vez que su mirada conecto a la mía para traducir lo que a diario en sus ojos pretendí descifrar:


[Uno…]
En aquellos tiempos la vida era totalmente distinta a lo que mis envejecidos ojos hoy pueden ver. Antes nos sumíamos a las ordenanzas intrínsecas de nuestros progenitores sin tener la oportunidad de realizar una vida llena de anhelos y metas personales, nada de eso existía, los sueños no eran sueños sino meras fantasías que cada uno atesoraba tras el paso de sus propios días. No había muchos caminos por seguir, excepto el que estaba predispuesto por la mentalidad colectiva de aquellos años.

[Dos…]
Mi verdadero camino comenzó el día que conocí al hombre que por imposición o libre elección pasó a formar parte de mi existencia por el resto de sus días. Hoy recuerdo nuestra juventud plasmada en una fotografía que todos observan con extrañeza cada vez que se detienen a comparar mi actual imagen con la del tiempo pasado; una figura esbelta, piel tersa, facciones definidas, cabello largo y hermoso. Fue en ese entonces que decidí compartir mi vida con ese “alguien” que en mis sueños de vez en cuando recuerdo.

[Tres…]
Conseguí obtener la dicha de traer a este mundo a nueve inocentes vidas que hoy sin duda sostengo son el broche y final incógnito de mi historia, una leyenda que tendrá nueve distintos caminos y versiones pero siempre con un mismo final que convergerá sólo en mi. Tarea difícil para mi realidad en ese entonces, compleja y llena de diferencias, amarguras, penurias e histerias, lo cual ciertamente condujo a la formación definitiva de cada una de esas nueve personalidades que hoy junto a mi ventana no ceso de extrañar.

[Cuatro…]
Todos ellos me han hecho saber hoy en día en forma jocosa tal vez lo que verdaderamente sintieron en alguno de esos cuantos pasajes inolvidables de aquella pobre y estricta realidad. Pero qué podía hacer yo?? Qué podría haber cambiado yo?? Si a fin de cuentas yo también terminé siendo una muñeca a la cual cegaron las voces y el comportamiento severo de aquella imagen que permanecía cada día a mi lado… y debí amoldarme a tal forma de vida sin darme cuenta de lo que realmente ocurría.

[Cinco…]
Ya no hay forma de volver atrás, pasaron los años y tras la partida de mi amado compañero, la soledad se apoderó de mi alma y mi corazón, comencé a sentirme insegura, desprotegida y un tanto desorientada para poder continuar. De esta manera comenzó a manifestarse la verdadera mujer que siempre fui, soy y seré. A su vez, pasé a convertirme en el centro recurrente de encuentros y reuniones de la que es mi legítima raza. Comenzaba entonces, el que hoy presiento será mi destino final.

[Seis…]
El tiempo indudablemente pasa, se hace notar y deja todo tipo de huellas y marcas para recordar y otras que a diario van pesando en mí caminar como lo es el propio paso de los años traducido en vejez. Hace tiempo que ya no soy la misma, que las cosas cambiaron nuevamente y esta vez para mantenerme estable dentro de un mismo lugar. Me cuesta avanzar, y el mundo que hace miles de tardes solía contemplar, hoy lo conozco por susurros que el viento me trae, lindos y en su mayoría agobiantes, como en todo lugar.

[Siete…]
Aprendí a ser feliz únicamente con lo que me queda en la vida, con los momentos, las llegadas, un aniversario, un nacimiento, una breve compañía. Me pregunto entonces cuál podría ser mi vida si nada de lo que en mis inicios ocurrió hubiese sido real??, o más agobiante aun, qué sería de mi vida si hoy estuviera alejada sin vuelta atrás de lo que pasó a formar parte o a llamarse “razón de mi existencia”??…No logro imaginarme sostenida en pie de esa manera, porque tengo claro que ellos son mi debilidad.

[Ocho…]
Y ellos ya tienen su vida formada, y el tiempo sigue corriendo, esta vez en cuenta regresiva para mi. Mis tardes son siempre las mismas, no hay demasiada variación. Sentada junto a la ventana próxima a la calle me siento a observar el poco entorno que se me permite, y a esperar también que alguien acerque sus pasos hacia mi puerta y toque para permitirle entrar. Día tras día vienen y van, y me fui acostumbrando a todo aquello, ya es algo habitual.

[Nueve…]
Habitual también son las diferencias, las penas y alegrías. Hoy me siento sola, y no puedo negarme a mi misma aquel sentimiento que se apodera por completo de mi corazón cada noche al recostar mi cabeza sobre la almohada. Una incertidumbre, un abandono, un cuestionamiento que no me atrevo a pronunciar, son miles los pensamientos e ideas que cruzan por mi agotada pero vigente imaginación. Termino de cerrar los ojos esperando nuevamente el incierto próximo día…



Laura, estas palabras son sólo tuyas y me permito conservarlas por el gran cariño y amor que te tengo. Si aun no extraño, raramente con estas palabras, contigo comienzo a sentirlo. Te llevo siempre en mi corazón.

miércoles, 31 de enero de 2007

ENCANTAMIENTO


El encantamiento de la vida que un día cogió de su vientre. La parsimoniosa sensación de seguir el primer paso que espera al otro porque ambos se complementan. El entusiasmo de cada mañana poner los pies sobre la tierra y dejar la nube de sueños que toda noche recrea su mente. El animo de decir, de ver, de iluminar y de amar... ¿ Dónde quedó el encanto?...

Donde puede haber quedado si hoy por primera vez conoce realmente todos sus defectos, todas sus carencias, sus barreras, sus desintereses.... y sus ganas protocolares de hacer lo que se debe seguir... ¿Dónde quedó el encanto?
Hace un día se vio frágil, sintió lástima, sintió rabia, sintió pena, sintió dolor, se incomprendió, lloro y protestó consigo mismo buscando algo que le ayudara a entender, que le ayudara a buscar y a encontrar dónde perdió y olvidó su verdadero encanto.