Y de repente ponía cartitas improvisadas bajo cada una de las almohadas, lo recordé hace poco, no entiendo que aquello desaparezca de mi mente, por eso te escribo… recuerdo, porque me ayudas a permanecer, y aunque hace mucho no me visitas, hay días en que nos encontramos.
Y dibujaba personas, y estructuraba lo que éramos, mi forma ingenua de agradecer lo que tenía, me esmeraba en ello y me producía mucha alegría.
¿Dónde te quedaste viajando? Se que te extraviaste en el lugar donde todo lo bueno no vale mucho porque hay otros que imperaron sobre ti y que a final de cuentas también se pierden y perderán, quedándome con un vacío y necesidad de tener algunos como tu.
Y la emoción de que todos apreciaran mi amor se acrecentaba llegada la noche. Un cuadrado de blanco papel plegado en sus puntas hacía de sobre. Con letras saltarinas y alegres de tanto color aparecía el mensaje…y el paisaje.
¿Y dónde están esas cartitas? Pensaré que existen aun, pero presiento que con letras negras, un dibujo sombrío y las personas ausentes.
Y en mi mente escribo entonces ilusionado otra nueva carta. Mas, sólo logré conseguir un viejo arrugado papel; un cuadrado que no tiene puntas. No hago el sobre, sólo escribo en el, pero las palabras vuelan, no significan ni quedan. Pretendí dibujar, pero no pude en un solo papel pintar juntas las mismas personas. No hubo paisaje, no hubo mensaje, porque ahora no hay almohadas que escondan mi recuerdo.
Y dibujaba personas, y estructuraba lo que éramos, mi forma ingenua de agradecer lo que tenía, me esmeraba en ello y me producía mucha alegría.
¿Dónde te quedaste viajando? Se que te extraviaste en el lugar donde todo lo bueno no vale mucho porque hay otros que imperaron sobre ti y que a final de cuentas también se pierden y perderán, quedándome con un vacío y necesidad de tener algunos como tu.
Y la emoción de que todos apreciaran mi amor se acrecentaba llegada la noche. Un cuadrado de blanco papel plegado en sus puntas hacía de sobre. Con letras saltarinas y alegres de tanto color aparecía el mensaje…y el paisaje.
¿Y dónde están esas cartitas? Pensaré que existen aun, pero presiento que con letras negras, un dibujo sombrío y las personas ausentes.
Y en mi mente escribo entonces ilusionado otra nueva carta. Mas, sólo logré conseguir un viejo arrugado papel; un cuadrado que no tiene puntas. No hago el sobre, sólo escribo en el, pero las palabras vuelan, no significan ni quedan. Pretendí dibujar, pero no pude en un solo papel pintar juntas las mismas personas. No hubo paisaje, no hubo mensaje, porque ahora no hay almohadas que escondan mi recuerdo.